
Aquella tarde se parecía a esta
o es que ronda en esta la magia de aquella,
tal vez la lluvia tenue
que como gotitas de rocío
refrescaron mi piel,
o fue acaso
la mano que la mía apretaba,
tal vez una mirada que se cruzó
en casi penumbra del ocaso.
No sabría decir,
porqué sentí que esta tarde,
se repetía una escena,
que lejos, hace tiempo,
habíamos vivido.
Será porque la magia de dos amantes
hay que incitarla,
entibiarla en la lumbre apasionada,
en la noche, en la tarde, en la mañana…
Siempre.