
Viernes!
Increíble como el tiempo,
arrasa con las horas,
pasa la vida rauda,
corren días y noches
grabando en cada instante,
la huella del vacío.
Cuelgan de mi balcón
las flores del recuerdo y del olvido,
deshojo margaritas sin interrogantes,
quisiera herir al tiempo,
antes de que éste absorba mi existencia.
La rutina como una cárcel
nos encierra entre muros de espanto,
me asfixio, me estrangula el hastío,
me desquicia el tic tac del reloj
y sin embargo,
no dejo de mirarle.
Hay que volar!
Abatir las alas, evadirnos,
escapar de la apatía
que nos atrapa en el cerco de sus brazos.