Citas y frases célebres de Friedrich Nietzsche
Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.
El que sabe gobernar siempre encuentra a los que deben obedecer.
Toda convicción es una cárcel.
Tenemos arte para no morir de la verdad.
La teoría de la reencarnación es el punto de partida de la historia del hombre.
Si los cónyuges no vivieran juntos abundarían más los buenos matrimonios.
Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño.
Cuando hay mucho que poner en ellos, el día tiene cien bolsillos.
Si sólo se dieran limosnas por piedad, todos los mendigos hubieran muerto ya de hambre.
El pensador sabe considerar las cosas más sencillas de lo que son.
Entre los particulares la locura es poco frecuente, entre los grupos, partidos, pueblos y épocas, la regla.
La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.
La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar.
A quienes callan les falta casi siempre finura y gentileza de corazón.
Lo que tiene precio, poco valor tiene.
El hombre es para la mujer un medio; el fin siempre es el hijo.
La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte.
¿Es el hombre sólo un fallo de Dios, o Dios sólo un fallo del hombre?
La madurez del hombre es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando éramos niños.
Lo esencial en un invento es la casualidad; lo malo es que pocas personas se topan con ella.
En la venganza, como en el amor, la mujer es más bárbara que el hombre.
Los pensamientos son las sombras de nuestros sentimientos.
Sin música la vida sería un error.
Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura.
Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.
La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura.
La vida es un manantial de goces; pero donde la canalla deja envenenadas las fuentes.
Cuando trates con una mujer no olvides el látigo.
Todo aquel que tiene una razón para vivir puede soportar cualquier forma de hacerlo.
¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?
No se odia mientras se menosprecia. No se odia más que al igual o al superior.
El remordimiento es como una mordedura de un perro en una piedra: una tontería.
El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa.
Así decía el hierro al imán: te odio porque me atraes sin que poseas fuerza suficiente para unirme a ti.
Que nos parezca falsa toda verdad que no traiga consigo al menos una alegría.
El que niega su propia vanidad suele poseerla en forma tan brutal, que debe cerrar los ojos si no quiere despreciarse a sí mismo.
La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.
El que nos encontremos tan a gusto en plena naturaleza proviene de que ésta no tiene opinión sobre nosotros.