
Cada día un adiós,
cada noche una evocación.
Cada adiós, una lágrima,
cada recuerdo, una emoción.
Decimos adiós
y yo volviendo la mirada,
muevo mi mano diciéndote hasta siempre.
Y cada día se repite,
y cada noche vuelvo a recordarte,
a meter entre mis sábanas tu presencia,
a absorber tu aroma,
para despierta,
imaginar que deliro.
Pasa la vida sobre mi noche
y yo cierro la puerta para
soñar contigo…