
Mirar sin ver,
oír sin escuchar,
hablar sin voz,
clamar sin palabras.
Caminar sin moverme,
volar sin alas,
cantar, reír llorar,
ser una gota que en el río se pierde,
una ola que perdió su rugido.
Recoger de entre pompas de jabón
los sueños que se fueron,
las rosas del jardín que se perdió,
el eco de las voces que quedaron lejos.
Amar con el corazón abierto en carne viva,
Besar con los labios despiertos,
acariciar con fuego para no me olviden
una vez más besar
y después caminar
con los ojos cerrados y la conciencia abierta,
volar sin rumbo,
tomar por techo el cielo y la tierra por lecho,
detenerme un día
y rompiendo el silencio,
a viva voz dar un grito
que traspase el espacio,
por todas las veces que callé,
por todo el tiempo que otorgué,
por las horas que viviendo moría.
Después en un ocaso,
plantar un rosal de rosas que no mueran,
que me recuerden en cada amanecer.