
Cada día algo muere,
en un día,
algo de mi va quedando en el camino,
algo se va, algo nace.
Cada día me mata una palabra, un gesto,
otro día revive la ilusión que matamos,
una noche esa misma ilusión se pierde
entre las fauces de un desplante
y se duerme entre sábanas heladas de dolor.
La mañana despierta acongojada
y el día en su calor, todo lo borra.
Me asusta que el corazón se mengue,
que se le acaben las disculpas,
que de tanto entender,
no entienda nada
y en un sollozo,
se apaguen sus suspiros.